Magnífica coreografía de Helgi Tomasson para el ballet de la ciudad californiana, con Maria Kochetkova y Davit Karapetyan como primeros bailarines.
Con su coreografía apasionada, escalofriante esgrima y la aclamada partitura de Sergei Prokofiev, esta nueva producción del San Francisco Ballet, colorista y emocional del Romeo y Julieta basado en la famosa tragedia de los amantes de Verona de William Shakespeare, se puede disfrutar con una extraordinaria calidad de imagen y sonido en nuestro canal. La magnífica interpretación de Helgi Tomasson de la mayor tragedia del Bardo «eleva el lenguaje complejo y familiar de Shakespeare más allá de sus doradas páginas para convertirla en una clásica y lúcida coreografía, visceral y fresca». La producción de Tomasson está ambientada en el Renacimiento italiano. En su Romeo y Julieta los personajes están tan claramente definidos por el movimiento como representados en las palabras de la obra. Cada bailarín tiene un papel de sus sueños que nunca llega a bailar, y para Helgi Tomasson este papel es el de Romeo. Por eso, cuando emprendió su producción vertió todo su corazón en ella, entregando a través de sus bailarines cada una de las emociones que él mismo habría aportado al papel. Está protagonizada por los bailarines Maria Kochetkova y Davit Karapetyan, junto a Pascal Molat, Joseph Walsh y Luke Ingham. Cuando se le planteó a Sergei Prokofiev (1891-1953) la composición de un ballet basado en la tragedia de Shakespeare de los dos jóvenes amantes, el músico vaciló. No estaba seguro de que se pudiera traducir el contenido psicológico complejo del drama a un medio sin palabras. Además, le preocupaba el hecho de que Romeo y Julieta ya había sido tema de óperas compuestas por catorce compositores diferentes hasta el momento. Trabajó en un posible escenario con el director de escena Sergei Radlov. Las notas de Prokofiev muestran que puso un inusual alto grado de atención a los detalles del argumento y de la interacción entre la acción en el escenario y la música. Cuando los directores del ballet recibieron la música, la encontraron absolutamente distinta, diferente de cualquier otra con la que hubieran tratado previamente. La declararon imposible de bailar y cancelaron su contrato con Prokofiev. Otra objeción que tuvieron fue con respecto a uno de los muchos cambios que Prokofiev había hecho en la historia: había sustituido el final conocido por un final feliz. Más tarde, el compositor explicó: «En el último acto, Romeo llega un minuto antes y encuentra a Julieta viva. La razón para tomarme tan bárbara libertad con la obra de Shakespeare fue puramente coreográfica: la gente viva puede bailar, pero no se puede esperar que los moribundos dancen en la cama... Es interesante notar que, mientras que en Londres se limitaron a manifestar simplemente que estaba escribiendo un ballet de Romeo y Julieta con un ‘final feliz’, nuestros estudiosos de Shakespeare resultaron ser más papistas que el Papa y bramaron en defensa del maltratado Shakespeare. En realidad, yo me sentí afectado por otra cosa: alguien había hecho la observación de que, en el final, mi música no sonaba como ‘felicidad verdadera’, y eso era cierto. Por lo tanto, después de discutir todo el problema con los coreógrafos, encontramos un modo de terminar según la obra original y he vuelto a escribir la música.»
Una vez que la compañía Bolshoi rechazó el ballet, Prokofiev arregló parte de la música como suites para conciertos, que fueron estrenados con éxito considerable en Moscú en 1936 y 1937. Finalmente, el ballet se estrenó en 1938, pero no en Rusia. Una compañía de Checoslovaquia la hizo sin contar con Prokofiev. Este estreno fuera de Rusia de una obra importante, encargada por un teatro ruso y compuesta por un compositor soviético destacado, fue una vergüenza nacional. Los rusos se apresuraron a montar el ballet. Leonid Lavrovsky, el nuevo coreógrafo del Teatro Kirov de Leningrado, empezó a tratar con Prokofiev inmediatamente.
Sinopsis:
Romeo & Julieta, de Sergei Prokofiev, es uno de los más afamados ballets de la escuela rusa, que llega aquí en la exquisita coreografía de Helgi Tomasson para el San Francisco Ballet, con dirección musical de Martin West.